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domingo, 26 de octubre de 2008

Propaganda y Contra Propaganda en El Salvador

En el Siglo VI antes de Cristo, el tirano Pisistratus mató a sus mulas y se autolesionó para culpar a sus enemigos. La intención de Pisistratus era conseguir el apoyo militar de los atenienses, y así conquistar el poder. La estrategia de Pisistratus es conocida como “hegemonía de la victima”, un sistema de propaganda dónde uno dice ser la victima de un tratamiento injusto por parte de otros partidos políticos, medios informativos, sector económico, etc., para así conquistar el poder.

Los políticos salvadoreños tal vez conozcan la estrategia de Pisistratus. La propaganda busca crear desconfianza y debilitar al oponente. Por ejemplo, ARENA seguirá insistiendo que el FMLN tiene nexos con la FARC y que financia la campaña con los petrodólares de Hugo Chávez. El FMLN, por otra parte, dirá que es victima de una conspiración, de una propaganda sucia.

En una campaña presidencial, una imagen o palabra puede ser manipulada hasta el punto que la mentira parezca verdad. Consecuentemente, es importante juzgar lo qué está en juego el próximo 15 de marzo.

Los que van a decidir esta elección no serán los votantes vestidos de rojo o los que llevan camisa tricolor. Serán los indecisos, un gran número de salvadoreños que todavía no han sido convencidos.

Mauricio Funes necesita dar seguridad a los votantes indecisos que si gana él, no se impondrá el ala dura del FMLN. El votante indeciso tiene miedo de que El Salvador dé un giro de 180º en su política exterior. El FMLN, encabezado por José Luís Merino, Salvador Sánchez Cerén, entre otros, no ha renunciado a sus principios revolucionarios. Ni siquiera oculta su ambición de imitar el Gobierno de Hugo Chávez. Inclusive, José Luís Merino ha dicho, en una entrevista al periódico electrónico El Faro, que echa de menos el sistema soviético, al que calificó como uno de los más justos que ha existido en la tierra.

Si se impone el ala dura del FMLN, la prioridad será crear alianzas con líderes políticos que tienen una permanente vendetta ideológica contra Estados Unidos. En tal caso, El Salvador estaría sufriendo calenturas ajenas. Países que sufren calenturas ajenas pueden hacer el ridículo, tal como lo está haciendo Nicaragua. Nicaragua es el único país, aparte de Rusia, en reconocer a las dos repúblicas separatistas georgianas, Osetia del Sur y Abjazia. Ciertamente, Nicaragua está quedando en ridículo si se toma en cuenta de que ni Venezuela, país que ha firmado una alianza militar y económica con Rusia, ha reconocido formalmente a estas repúblicas separatistas.

Obviamente, una cosa es hacer el ridículo, y otra es poner en peligro los intereses estratégicos de El Salvador. Mauricio Funes tiene que convencer a los indecisos que él, como Presidente de El Salvador, no hará el ridículo como Daniel Ortega.

Mucha gente en El Salvador no simpatiza con ARENA. De hecho, ARENA está apostando que el votante indeciso tenga suficiente miedo de que El Salvador se vuelva un satélite más de Venezuela y que los cubanos desembarquen a crear comités de bases para que le vigilen. Como he dicho en otras ocasiones, esta propaganda busca convencer a través del miedo. Sin embargo, si Mauricio Funes no se impone en el FMLN, y los más radicales controlan el Gobierno, entonces, la posibilidad de sufrir calenturas ajenas es muy patente.

Mucha gente en El Salvador está idiotizada con ideologías trasnochadas. Habrá que ser práctico y mirar por los intereses estratégicos de El Salvador.

No existe ninguna familia salvadoreña sin ningún familiar (cercano o lejano) viviendo en Estados Unidos. Es más, la economía salvadoreña se hundiera sin las remesas de estos compatriotas. El Salvador, como país, solo es viable si se toma en cuenta a los salvadoreños en exterior. Cualquier persona razonable puede ver el peso estratégico de mantener una estrecha relación con Estados Unidos.

La madre que depende de las remesas, el empresario que exporta sus productos a Estados Unidos, en fin, la sociedad salvadoreña en su conjunto, necesita tener la certeza de que El Salvador no será Nicaragua, ni Bolivia ni Ecuador, países que sufren calenturas ajenas. Obviamente, mantener una relación cordial con Venezuela debería ser importante para cualquier Gobierno salvadoreño, sin embargo, prestarse al juego para marginar a Estados Unidos en la región debería ser rechazado frontalmente.

Ciertamente, las encuestas le dan la ventaja al FMLN. Sin embargo, todavía quedan por delante casi cinco meses de propaganda y contra propaganda. Esto es una eternidad en una campaña política. Mauricio Funes necesita despejar cualquier duda sobre una posible alianza política con Venezuela o Cuba. Los indecisos, los que le pueden dar el triunfo el 15 de marzo, todavía no están convencidos de que él se imponga ante los duros del FMLN, es decir José Luís Merino, Salvador Sánchez Cerén, y otros que trabajan para realizar sus sueños revolucionarios en El Salvador.

El FMLN no debería utilizar la estrategia de Pisistratus. ¡Basta de hacerse la victima!

© 2008 Manuel García

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