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jueves, 22 de enero de 2009

Señor Rodrigo Ávila, ¡Encomiéndese a San Judas Tadeo!

A menos de una semana para las elecciones municipales y legislativas en El Salvador, la contienda electoral para ganar la Presidencia entra en la recta final. En la noche del 18 de enero, los salvadoreños sabremos si el primer poder del Estado tendrá mayoría roja o si se mantendrá el mismo balance político, es decir, ARENA y otros partidos de derecha manteniendo el poder legislativo.

En los últimos meses, como la mayoría de salvadoreños, he leído docenas de encuestas, incluyendo encuestas realizadas por prestigiosas casas encuestadoras, tales como la CID Gallup, Borges & Asociados, el Instituto de Opinión Publica de la UCA (IUDOP), entre otras, y todas le dan una clara ventaja a Mauricio Funes para la elección presidencial de marzo 15 del 2009. Si las encuestas están bien hechas, todo indica que la contienda a la Casa Presidencial ha terminado, y que el FMLN, gobernará el país en el quinquenio 2009-20014. Rodrigo Ávila de ARENA no levantó cabeza.

San Judas Tadeo es el santo de las causas perdidas, y Rodrigo Ávila debería rezarle para conseguir un milagro de última hora. No sé si San Judas Tadeo podría ayudarle porque ARENA ha hecho una campaña como que estuviese viviendo en la Guerra Fría, y en lugar de hablar del futuro, ha utilizado el mismo disco y canción de las últimas 4 elecciones presidenciales. 20 años pasan factura a cualquier persona o gobierno.

Aquellos dirigentes del FMLN que están comprando trajes nuevos en preparación para ocupar puestos en el Gobierno de Mauricio Funes, les pido que no se apresuren: queda mucho camino por recorrer. En todo caso, es importante que Mauricio Funes le diga al pueblo salvadoreño cómo logrará cumplir sus promesas. Ha llegado la hora de ser más preciso.

Si Mauricio Funes gana la Presidencia de El Salvador el próximo 15 de marzo, lo primero que debería hacer es dejar claro a los cortesanos en el FMLN que él es el Presidente. Esto es importante porque podría haber un Gobierno paralelo si no se ponen las cosas claras desde el principio. José Luís Merino, entre otros, lucharán para imponer su agenda política e ideológica en el Gobierno de Mauricio Funes. Por otra parte, Mauricio Funes está adquiriendo compromisos políticos con sus “Amigos”, personas que no necesariamente comparten las calenturas ajenas de los ideólogos en el FMLN. Existe otro tercer grupo, menos aparente, que también luchará para influir en el futuro Gobierno de Mauricio Funes: Areneros que están abandonando el barco como ratas. Estas personas se han beneficiado de los gobiernos Areneros, pero muy calladamente, han estado dando su apoyo a Mauricio Funes.

Luís XIV en Francia gobernó en un ambiente de intrigas y conjeturas. Mauricio Funes tendrá que hacer lo mismo, y tendrá que aprender rápido si en verdad quiere cumplir la tercera parte de lo que ha prometido. Hasta ahora, ha logrado mantener su ventaja en las encuestas, no por merito propio, sino porque el adversario está viejo y torpe, inflado como un sapo.

Le conceda San Judas Tadeo un milagro a Rodrigo Ávila o no, el futuro Gobierno de El Salvador necesitará, en los primeros 100 días, dar señales inequívocas a la comunidad internacional de que resolverá los problemas de los salvadoreños. Es decir, bajará sustancialmente la pandémica violencia que mata en promedio a 10 salvadoreños cada día; creará trabajos que ofrezcan la oportunidad a los salvadoreños de vivir en su propio país; y invertirá recursos en educación, salud, y transporte, para hacer de El Salvador un país comparable, por decir algo, con Costa Rica, país que nos sobrepasa en todos estos aspectos.

El próximo 15 de marzo, gane quien gane la Presidencia de El Salvador, talvez, los salvadoreños deberíamos hacer una oración a Santa Marta, el santo de las causas urgentes. Los salvadoreños urgentemente tenemos que creer en nuestra gente, en sus posibilidades de salir adelante. Urgentemente tenemos que saber de que los políticos hacen promesas sin saber cómo las cumplirán, o mejor dicho, porque saben que no las cumplirán. Urgentemente tenemos que exigir más de nuestra clase política.

© 2009 Manuel García

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