Vistas de página en total

martes, 13 de octubre de 2009

Es mejor morir peleando que de rodilla

Los diputados salvadoreños están acostumbrados a levantar la mano, a preguntar a qué altura se tiene que saltar cuando la dirigencia así lo ordena. Por lo tanto, habrá que felicitar a los 12 diputados de ARENA que han tenido el coraje de desafiar a cuatro ex mandatarios y a una dirigencia partidaria que no está acostumbrada a ser desafiada en público. Afrentarse públicamente a Alfredo Cristiani y la dirigencia del COENA podría ser fatal para la carrera política de un diputado. Pero talvez, ésta es la única salida que tienen al ver que el COENA ignora sus peticiones, y verse sin ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo interno, y reconociendo que se truncan sus aspiraciones políticas, han decidido estrellarse contra la dirigencia política.

Es mejor morir peleando que de rodilla. Es por eso que vuelvo a felicitar a estos 12 diputados por tener el coraje de desafiar al COENA. En repetidas ocasiones he denunciado a los caciques de los partidos políticos en El Salvador. Es hora de quitarles el mando. ¿Cómo? Reformando la Constitución de El Salvador para permitir que cualquier ciudadano, sin necesidad de afiliarse a un partido político, pueda representar a su comunidad como alcalde, diputado, o inclusive, postularse a la Presidencia.

Y es aquí dónde estos 12 diputados podrían hacer un gran favor a la nación salvadoreña, introduciendo una propuesta en la Asamblea Legislativa para poder reformar la Constitución para permitir que cualquier ciudadano pueda trabajar a favor de su comunidad sin necesidad de pertenecer a un partido político, obligación política que le obliga a decir, Si señor, ¿Qué alto quiere que salte?

Esta propuesta fortalecería la democracia salvadoreña al permitir que gente de bien, honrada y trabajadora, pueda aspirar a representar a su comunidad sin necesidad de seguir órdenes de caciques que no necesariamente tienen en mente los intereses del país. Esta propuesta tendría eco en muchos sectores salvadoreños, incluyendo a la Diáspora Salvadoreña, casi 2 millones de compatriotas en el exterior, que han venido abogando por tener derecho al voto. Muchos salvadoreños en el exterior han sido engañados por los partidos políticos, principalmente ARENA y el FMLN, quienes han prometido durante campañas presidenciales que lo primero que harían es permitir el voto para los salvadoreños en el exterior. Muchos compatriotas han tenido que firmar compromisos con los partidos políticos para poder regresar al país a ayudar a sus comunidades como alcaldes. Por ejemplo, Hugo Salinas, un exitoso salvadoreño en Estados Unidos, quien tiene un record intachable de ayudar mejorar su natal Intipuca, tuvo que afiliarse al PCN para poder postularse como alcalde. Estoy convencido de que los votantes de Intipuca hubiesen elegido al señor Hugo Salinas si éste se hubiese presentado sin la bandera del PCN. Existen cientos de historias de salvadoreños exitosos en Estados Unidos que podrían optar a representar a sus comunidades en El Salvador si no existiera la obligación de pertenecer a un partido político. Estos salvadoreños tienen la experiencia política y empresarial que necesita el país para salir adelante.

Recientemente, “los Amigos de Mauricio Funes”, agrupación que ya está maquinando de cara a las siguientes elecciones, propusieron al Presidente Funes que se deberían constituir en partido político. Estos señores no están acostumbrados a levantar la mano, ni preguntar a qué altura se tiene que saltar. Es por eso que son vistos con recelo por la dirigencia del FMLN, quienes tienen una larga trayectoria de purgar a sus mismos compañeros de armas. Entre Alfredo Cristiani y José Luís Merino, a la hora de decir quien manda en el partido, no existe mucha diferencia. En cierta medida, estos son señores del partido, acostumbrado a ser obedecidos. Son los señores de la guerra.

Enmendar la Constitución de El Salvador es la única salida para terminar con esta plaga de los caciques partidarios. El mismo Presidente de la República debería tomar la iniciativa en este proceso si quiere que su proyecto político pueda continuar más allá de sus cinco años de mandato. Es posible que encontraría el apoyo de Wil Salgado, Alcalde de San Miguel; del Pastor Tomás Chévez, entre otros, que han vistos sus aspiraciones presidenciales truncadas por los caciques partidarios. Obviamente, ni Salvador Sánchez Céren, ni José Luís Merino, ni Ciro Cruz Zepeda, ni Roldfo Parker, ni la Comandancia General del COENA, estarían de acuerdo con un proyecto que les quitaría la razón de ser.

Los 12 diputados disidentes de ARENA tienen un camino largo. No recorran el mismo camino que han seguido otros disidentes políticos que se pusieron a fundar partidos políticos que no podían competir con el monopolio de los grandes partidos. Si alguien logra conseguir las firmas que estipule la ley electoral para postularse como alcalde, diputado o presidente, esa persona debería obtener apoyo del Consejo Supremo Electoral para financiar su campaña, comprar anuncios publicitarios en la radio, periódicos y televisión. Si un ciudadano en San Miguel, por ejemplo, logra conseguir 5,000 firmas para postularse como diputado, esa persona debería obtener financiación del Gobierno para financiar su campaña. Obviamente, solamente con este apoyo no podría una persona competir con los grandes monopolios políticos. Sin embargo, podría ayudar para que hubiese más diversidad de ideas y propuestas, y personas que no tengan compromisos partidarios.

Es hora de comenzar una rebelión en sistema político salvadoreño al estilo de la Revolución Francesa: Canalizando la ira del pueblo contra los caciques partidarios.

© 2009 Manuel García

No hay comentarios: