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martes, 12 de enero de 2010

No hay excepción, hasta ahora todo ha sido propaganda

En cinco meses más, el Gobierno de Mauricio Funes cumplirá un año. El Presidente Funes tiene mucha presión para sacar adelante a El Salvador. No pido que haga magia y nos arregle los problemas de la noche a la mañana. El Salvador tiene muchos problemas, muchos de ellos incrustados como un tumor maligno, y para poder curar dicha enfermedad, necesitamos rescatar valores que nos hagan una sociedad más fuerte, capaz de erradicar cualquier enfermedad social.

La semana pasada, La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social, Fusades, a través del Departamento de Estudios Políticos, DEP, y la Fundación Empresarial para la Acción Social, Fundemas, organizaron la conferencia magistral: “El futuro de la democracia en América Latina: 20 años después de “El fin de la historia”, por el Dr. Francis Fukuyama, experto politólogo de la Universidad Johns Hopkins en Washington D.C. El Dr. Fukuyama nos vino a decir lo obvio: no podemos avanzar como país sí gran parte de nuestra gente se queda atrás, si no progresa económicamente y socialmente. El Dr. Fukuyama instó al Gobierno a invertir más en programas sociales para reducir la brecha que mantiene a gran parte de la población sin futuro.

Todos sabemos que la única manera de reducir la brecha es creando empleos dignos. No hay nada más importante para una persona que poder traer comida a casa. Si no puede ganarse la vida, no puede pensar en el futuro. Los empleos que necesitamos son empleos del sector privado. No se trata de engordar la burocracia del Gobierno. Según el Dr. Fukuyama, crear una sociedad moderna requiere de mucha inversión a largo plazo. Invertir en educación, especialmente en ingeniería y otras ciencias, nos ayudaría a crear los trabajos que necesitamos. Trabajos que pagan bien, y que son competitivos a nivel mundial. Empresas de alta tecnología no vendrán a El Salvador si el país no tiene la mano de obra calificada.

Tenemos que formar a nuestros jóvenes, no ideológicamente como quieren muchos en el FMLN, si no con las competencias que les ayuden a optar por trabajos que pagan bien. El trabajo es importante, y este valor tenemos que inculcarlo a los jóvenes que malgastan su tiempo pensando que pueden vivir del cuento, o esperando que alguien les resuelvan los problemas. El valor del sacrificio personal, de la superación, el de ponerse metas y cumplirlas, tiene que ser rescatado por nuestra sociedad si queremos construir un mejor futuro.

Los salvadoreños no podemos perder más tiempo. Gran parte de nuestra gente está siendo asesinada por cobardes pandilleros. Muchos abuelos son extorsionados por pandillas violentas para que paguen impuestos. El Gobierno está perdiendo la guerra contra el hampa. No es posible que a plena luz del día, estas pandillas maten, extorsionen, y lancen granadas y que la Policía sea incapaz de detener tanta violencia. ¿Cómo podemos construir un país moderno con tanta violencia? Es obvio que las autoridades no pueden resolver el problema de la delincuencia porque en El Salvador ningún político explica a ciencia cierta cómo puede resolver los problemas. No hay excepción, hasta ahora todo ha sido propaganda.

Lo he dicho en otras ocasiones, y lo vuelvo a repetir: Tenemos que garantizar la paz a los salvadoreños. No podemos permitir que los violentos sigan aterrorizando a la ciudadanía. Y es aquí dónde necesitamos que los hechos hablen por sí solos.

El salvadoreño necesita confiar en alguien. Necesita saber que tiene futuro, que puede construir un futuro para sus hijos. El salvadoreño necesita saber que puede vivir en su país. El salvadoreño no necesita escuchar ni ver más propaganda. El Gobierno gasta millones de dólares en propaganda. Debería gastar ese dinero en inteligencia policíaca, en depurar a cuerpos corruptos, y enviar de una vez por todas a la cárcel a los extorsionistas, y violentos pandilleros.

El Presidente Funes fue electo para servir 60 meses. Ya se ha gastado 7. Le quedan 53 meses para construir obras que hablen por sí solas. No necesita duplicar las campañas publicitarias de los anteriores gobiernos. Tampoco necesita ser señalado de corrupción al favorecer a ciertos grupos que lo llevaron al Gobierno. Es hora de hacer bien las cosas.

© 2010 Manuel García

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