El lunes, 8 de marzo del 2010, Mauricio Funes se reúne con el Presidente Barack Obama en la Casa Blanca. El Salvador siempre ha tenido una estrecha relación con Estados Unidos, y el Presidente Obama sabe que Mauricio Funes es un aliado estratégico en América Latina.
Obama entiende que Mauricio Funes llegó al poder acompañado por personas que tienen distintas visiones de cómo se puede construir un mejor país. Por un lado, existen aquellos que persisten en seguir manuales e instrucciones de personas que tienen una permanente vendetta contra Estados Unidos. Estas personas opinan que los males que tenemos los salvadoreños son productos del imperialismo yankee. Ellos insisten que El Salvador debe ser parte de la pandilla dirigida por Hugo Chávez. Esto incluye seguir a Venezuela, Cuba, Nicaragua, entre otros, para contrarrestar la influencia de Estados Unidos en América Latina. Esto significa ignorar los intereses estratégicos de El Salvador.
Si Barack Obama lo desconoce, ya sea porque su equipo asesor ha minimizado el peso estratégico de El Salvador, Mauricio Funes tiene que hacerle ver que necesitamos un mejor “deal”. Durante la Administración de George W. Bush, el Presidente Francisco Flores y posteriormente el Presidente Antonio Saca casi vivían en la Casa Blanca. Francisco Flores una vez se deshizo en lágrimas al escuchar a George W. Bush llamarle “amigo”. Amigos somos, y siempre lo seremos, pero hoy necesitamos hablar sobre el futuro de El Salvador y de Estados Unidos. Mauricio Funes necesita salir de la Casa Blanca con compromisos que beneficien inmediatamente a los salvadoreños.
Una gran parte de los salvadoreños en Estados Unidos somos estadounidenses. Pero, más de 250,000 salvadoreños todavía viven en la penumbra legal. Estas personas, aunque legales, viven con una permanente angustia al no saber si les renovaran el permiso de trabajo. Mauricio Funes debe pedir una solución permanente, no temporal, para que aquellos salvadoreños beneficiados por un Estatus de Protección Temporal (TPS) puedan optar a una residencia permanente en Estados Unidos. Esto ayudaría a la estabilidad familiar permitiendo que miles de compatriotas puedan poner cimientos fuertes en sus comunidades, tales como comprar viviendas, ahorrar para enviar a sus hijos a las universidades, etc. Esto ayudaría a Estados Unidos igual que a El Salvador. Si Obama trabaja para quitarle la barrera legal que detiene el progreso de nuestra gente en Estados Unidos, entonces, él estaría ayudando a construir un mejor El Salvador. Cuando un salvadoreño en Estados Unidos puede trabajar, ahorrar e invertir en su futuro, todos salimos ganando.
Obama también sabe que Mauricio Funes gobierna un país inestable jurídicamente dónde el hampa del crimen organizado mantiene en vilo a comunidades enteras. El problema del crimen en El Salvador también es un problema de Estados Unidos. Las mafias de las pandillas y narco traficantes coordinan sus esfuerzos internacionalmente. Inclusive, pandilleros salvadoreños ordenan asesinatos en suelo estadounidense. Mauricio Funes tiene que pedir todo el apoyo del Gobierno estadounidense para combatir el crimen en El Salvador. Esto incluye mejor coordinación de inteligencia, financiamiento para entrenar e equipar a la policía local, asistencia para depurar a oficiales corruptos. El Gobierno de Obama debe destinar suficiente recursos para detener la ola de violencia en El Salvador. Si Mauricio Funes es incapaz de detener la violencia, entonces, aquellos que critican nuestro modelo político e económico tendrán más herramientas de persuasión para llegar al poder. El salvadoreño busca soluciones a sus problemas, y si el actual modelo no le cumple, estaría dispuesto a experimentar con otra medicina, aunque sea fatal. Esa es la realidad política. Obama tiene que verlo.
Mauricio Funes también debería salir de la Casa Blanca con compromisos reales para fomentar el comercio, incrementar el intercambio tecnológico y académico. Estados Unidos es un aliado estratégico para el desarrollo de El Salvador. Es el país que más ha ayudado a El Salvador con millones de dólares para construir puentes hacía el futuro. No olvidemos también que entre Estados Unidos y El Salvador existe una relación única ya que gran parte de nuestra gente es estadounidense, la gran mayoría dio su apoyo a Barack Obama.
Mauricio Funes, sin ser prepotente, debe pedir un mejor “deal” a Estados Unidos. No basta con deshacerse en lágrimas porque nos llamen “amigo”, es hora de pactar compromisos que traigan beneficios directos a los salvadoreños. Pedir un mejor trato no debería ser interpretado cómo que El Salvador no sabe agradecer la ayuda, significa que nuestra relación es suficientemente madura, estable y fuerte para llegar a la mesa y negociar un futuro conjunto, y un futuro compartido que nos garantice prosperidad y seguridad, y nos libre de locuras ideológicas que definitivamente incrementarían nuestros problemas.
La reunión con Obama el próximo lunes demuestra la madurez política de Mauricio Funes en fijar sus relaciones con líderes que puedan traer beneficios a los salvadoreños. En Sur América, Mauricio Funes tiene un estratégico aliado con el Presidente Lula da Silva, alianza que puede beneficiar significativamente a El Salvador. Mantener, profundizar nuestra alianza con Estados Unidos va a fortalecer la posición estratégica de El Salvador.
© 2010 Manuel García
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