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jueves, 26 de agosto de 2010

Richard Nixon Versus Mauricio Funes

El Presidente Mauricio Funes ha decidido visitar Cuba el próximo mes de Septiembre. Será una visita histórica, quizá comparable con la visita que hiciese el Presidente Richard Nixon a China en 1972. En aquel entonces, muchos en Estados Unidos se oponían que Nixon visitase China porque ese país era (y lo sigue siendo) un país comunista, violador de los derechos humanos. Sin embargo, Richard Nixon, un político realista, fue el primer Presidente de Estados Unidos en visitar la China comunista porque sabía que su país necesitaba conquistar el emergente mercado chino, y los empresarios estadounidenses abogaban por normalizar las relaciones comerciales y diplomáticas con ese país. China, con su población y su poderío militar, era un país que Estados Unidos no podía ignorar. Y Nixon, y todas las administraciones estadounidenses posteriores, han aceptado convivir con China, y obviar el hecho de que en ese país los derechos humanos son atropellados constantemente. Lo hacen porque ningún país se puede permitir el lujo de no estar en el gran mercado chino. Y los chinos lo saben.
Cuba no es China ni tampoco El Salvador es Estados Unidos. Sin embargo, el Presidente Mauricio Funes debe precisar qué espera lograr con el viaje a Cuba. El argumento que ya existen relaciones comerciales entre empresarios salvadoreños y la industria estatal de Cuba (es decir el Partido Comunista), y que la visita del Presidente fortalecerá esas relaciones, me parece acertado. Si ya existen empresarios que hacen negocio en Cuba, entonces, es lógico que el Presidente visite la isla cubana. Pero habrá que ir más lejos.
La política exterior la decide el Presidente, aconsejado por sus asesores políticos. La política exterior es como jugar al ajedrez. No se puede dar un paso en falso. Cuando Richard Nixon visitó China en 1972, lo hizo a pesar de que, ideológicamente, China era como el diablo para él. Pero Richard Nixon sabía que si Estados Unidos se quedaba fuera del mercado Chino, entonces, ponía en riesgo el futuro económico de Estados Unidos. La decisión de visitar China nunca fue vista como cuestión ideológica, sino como algo práctico. Es decir, fue una decisión basada en el puro realismo político. No ir a China significaba quedar fuera del mayor mercado en el planeta.
El Salvador, si quiere progresar, debe ser un país práctico. No podemos ir a Cuba porque hay que quedar bien con el Comandante Fidel Castro y su Hermano Raúl. No podemos ir a Cuba porque así lo quieren los señores del FMLN. El Salvador necesita ser estratégico.
El sector privado salvadoreño, encabezado por ANEP, se debe unir al esfuerzo que está haciendo el Presidente Mauricio Funes para atraer inversión al país. Y si la visita a Cuba no es para quedar bien con el Partido Comunista, entonces, se debe exigir que, antes de pisar suelo cubano, el Presidente tenga una idea clara de cuánta inversión podrá traer de Cuba, y cuantas oportunidades de negocios habrán para las empresas salvadoreñas.
Ciertamente que Cuba, si fuese un país libre, puede ser un aliado estratégico de El Salvador. Pero desgraciadamente, Cuba no es libre. La visita de Mauricio Funes legitimará el régimen Castrista. Este es un régimen que viola sistemáticamente los derechos de las personas. Cientos de hombres y mujeres se pudren en la cárcel por opinar diferente. El Estado cubano contrala todo, así que cuando un empresario salvadoreño quiere hacer negocio en Cuba, necesita negociar con el Estado.
Usted se puede preguntar: ¿Qué importa que en Cuba mueran hombres y mujeres en las cárceles por tener opiniones diferentes? La respuesta depende de lo que uno considera importante. Hay gente que por nada en el mundo le gustarían hacer negocio con China. Unos porque China viola los derechos humanos constantemente, y otros porque China no ofrece garantías a los inversionistas.
En el ranking global que realiza el Banco Mundial anualmente sobre la facilidad de hacer negocios (183 países, incluyendo China), Cuba ni aparece en la lista. No aparece en la lista porque en ese país no se puede hacer negocio al menos que uno decida aceptar las condiciones del Partido Comunista. Cuba no les ofrece a los empresarios salvadoreños las garantías jurídicas que sus inversiones serán respetadas.
Pero volviendo al realismo político, si la visita del Presidente Funes a Cuba abre las puertas para que las empresas salvadoreñas puedan penetrar el mercado cubano, ya sea vendiéndole comida porque el pueblo cubano se muere de hambre, ya sea para que TACA pueda volar directamente, etc., entonces, tenemos que apoyar al Presidente Funes en esta visita. Y ya que va a Cuba, personalmente, me gustaría pedirle que le diga a Raúl Castro que libere a los cientos de hombres y mujeres que se pudren en las cárceles simplemente por opinar diferente. Entonces, el viaje de Mauricio Funes a Cuba sí que valdrá la pena.
© 2010 Manuel García

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