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viernes, 23 de mayo de 2008

Tener el Derecho a Expresarse Libremente

Al terminar mis estudios en Ciencias Políticas en la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, me pareció que los años de escuela habían pasado bastante rápido. Es decir, cuatro años para terminar una carrera universitaria, leyendo toda clase de libros para salir a la calle a buscar un trabajo. Después de haberme graduado de la universidad, y haber estudiado en España otros dos años, la escuela me ha hecho un hombre más completo: Soy dueño de mis propias ideas.

Existen ciertos derechos que el hombre tiene que defender a capa y espada, y uno de estos derechos es poder expresarse con plena libertad sin ser intimidado. Este es un derecho infalible, como es el derecho a votar libremente, a tener acceso a los servicios más básicos.

Al escribir una columna de opinión, soy consciente de que no todo el mundo estará de acuerdo con mis planteamientos. Sin embargo, el trabajo de un columnista es incitar al debate responsablemente para mejorar las condiciones de vida de las personas.

En este periódico, he denunciado la plaga que retrasa el progreso de El Salvador: ya sea la corrupción, ya sea la impunidad, ya sea la falta de oportunidades económicas, ya sea la precaria situación de nuestras escuelas, ya sea el abuso de algunos monopolios, etc.

Mis padres siempre me dijeron: Si quieres que te respeten, respétate a ti mismo. Como observador, necesito hablar con todas las fuerzas políticas y económicas del país, sin embargo no puedo ser adulador de ningún partido político o grupo financiero.

Desde esta tribuna, es necesario señalar dónde está el cáncer que mata a nuestro pueblo, y a la vez decir dónde está nuestra fortaleza que puede combatir esa enfermedad. Al no estar ligado a ningún sector político o económico, como salvadoreño voy a continuar diciendo lo que tiene que cambiar.

En muchos países, tales como Rusia y China, periodistas y columnistas son asesinados o encarcelados por decir la verdad. Aunque no hemos llegado a tales extremos en El Salvador, muchos periodistas encuentran que hacer su trabajo está resultando más difícil, especialmente
si se trata de poner el dedo donde está la llaga. Investigar sobre la corrupción, el narcotráfico, etc., podría resultar peligroso en El Salvador. El periodista salvadoreño no dispone de los medios para realizar periodismo investigativo. No obstante, miles de hombres y mujeres ponen
sus vidas en riesgo para decir la verdad en El Salvador.

Sin ser presuntuoso, al escribir esta columna, lo hago con honestidad, humildad, y sabiendo que mis ideas son propias, las cuales certifico con © de derechos reservados. Mi experiencia profesional como asesor de negocios en El Salvador, Estados Unidos y España, ha contribuido a cementar mi fuerte convicción de que el hombre tiene que luchar para ser libre, y tal lucha pasa por apartarse de la demagogia política, de los intereses personales, de la vanidad de afirmar que solo existe una sola verdad, la propia.

© Manuel García

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