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domingo, 23 de noviembre de 2008

Los Muertos y la Política

Pablo Parada Andino (Goyo para sus amigos) fue durante la guerra asesor personal para asuntos militares del Secretario General de las FPL, Salvador Sánchez Cerén, alias Leonel González. Goyo era el responsable en la zona Paracentral, pero fue obligado a trasladarse a Chalatenango para trabajar con el Comandante Leonel González.

Goyo es una de las personas más honestas que he conocido. Tomarse una taza de café con él, y escuchar historias de guerra ha sido una de las experiencias más valiosas que he tenido en El Salvador.

He hablado con Goyo para comprobar mis datos, especialmente después de leer la noticia de que Giovanni Galeas y Berne Ayala, en el libro, Grandeza y miseria en una guerrilla, relatan macabras historias de crímenes cometidos bajo el mando de Salvador Sánchez Cerén.

Salvador Sánchez Cerén ha reconocido públicamente que, bajo su mando, se ajusticiaron a combatientes sospechosos de ser infiltrados en el FMLN. Sin embargo, responsabiliza a Mayo Sibrián, el jefe militar en la zona Paracentral, un criminal en serie que es posible que haya matado a más de mil personas, la mayoría combatientes del FMLN. El FMLN finalmente fusiló a Mayo Sibrián porque se había vuelto un monstruo que estaba quebrantando la moral y unidad en la zona Paracentral, una de las zonas más violenta durante la guerra.

Como siempre, Goyo sostiene que Salvador Sánchez Cerén estaba al tanto de las ejecuciones sumarias, que recibía confesiones grabadas de personas que estaban agonizando. Inclusive, Goyo dice que la situación estaba llegando a tal extremo, que organizaciones internas, como el ERP, y otras externas, pedían que se detuviese la carniza.

El Salvador es un país pequeño en dónde es difícil mantener secretos. La dirigencia del FMLN hubiese tenido eso en cuenta cuando decidió designar a Salvador Sánchez Cerén como candidato a la Vice Presidencia. ¿Qué esperaban? ¿Esperaban que no se hiciese público las atrocidades cometidas bajo el mando del señor Sánchez Cerén?

Leer las macabras historias de crímenes bajo el mando del señor Sánchez Cerén debería dar pauta para reflexionar sobre la necesidad de revisar la Ley de Amnistía. Fragmentos de la investigación, tales como el siguiente: “Al pelotón de fuerzas especiales le mataron la mitad. A un tal Lucas, que había sido jefe de seguridad del mando del Estado Mayor (de las FPL) allá en Chalatenango, conocido de todos los comandantes de las FPL, lo mataron también. Lo tenían amarrado. Le habían quebrado las dos patas a puro garrotazo. Ya no tenía ni dientes. Todo lo habían desgraciado. Y les dice él: Si creen que soy enemigo, mejor mátenme ya...--No, es que tenés que confesar --le dijeron... Mirá --me dijo Lucas a mí-- dame aunque sea meados que me estoy muriendo de la sequía.... Cuando se lo terminaron a golpes, lo ahorcaron", serán repetidas una y otra vez por los adversarios del FMLN.

Lo que escriben Giovanni Galeas y Berne Ayala era un secreto a voces. Salvador Sánchez Cerén no fue el único que, directa o indirectamente, cometió atrocidades durante la guerra civil. Miles de campesinos fueron masacrados por los escuadrones de la muerte. Los grandes partidos en El Salvador siguen defendiendo a sus criminales, tal como es el caso de ARENA, que defiende a capa y espada al Coronel René Emilio Ponce, quien es responsable del cobarde asesinato de seis sacerdotes jesuitas, la sirvienta y su hija en la Universidad Centroamericana el 16 de noviembre del 1989. Las victimas no han podido conseguir justicia en El Salvador.

La Audiencia Nacional de España ha cursado orden y captura sobre los responsables de la matanza del 16 de noviembre del 1989 en la UCA, incluyendo al ex Presidente Alfredo Cristiani por ser responsable indirecto de la matanza. Ojala que también curse orden y captura contra Salvador Sánchez Cerén, y otros criminales que se mueven libremente en El Salvador. Aquellos que creen que sus crímenes en El Salvador se han olvidado, no se les ocurra visitar Europa.

El fragmento que he citado de la investigación realizada por Giovanni Galeas y Berne Ayala, menciona los últimos minutos de vida del combatiente Lucas, que pidió que le diesen meado porque tenía sed, con las piernas destrozadas a garratozos, les pedía a sus verdugos, quienes habían sido compañeros de guerra, le matasen de una vez por todas, porque no podía seguir soportando la tortura. Lucas fue ajusticiado por sus propios compañeros de armas, y Salvador Sánchez Cerén es responsable de su muerte.

No habrá justicia hasta que la muerte de personas como Lucas no sea investigada, y los responsables encaren la justicia, ya sea en El Salvador, o en España.

© 2008 Manuel García

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